La Epicondilitis, también conocida como “codo de tenista”, es una lesión que se produce en el codo debido a la inflamación de los tendones que unen los músculos del antebrazo con el hueso del brazo. Es una lesión bastante común en deportistas y personas que desempeñan su trabajo de manera manual, realizando movimientos repetitivos con la muñeca y el antebrazo.
En este post, hablaremos sobre cómo evitar la epicondilitis y prevenir esta lesión:

 
1. Estiramiento y calentamiento: Antes de realizar cualquier actividad que implique movimientos repetitivos con la muñeca y el antebrazo, es importante realizar un calentamiento adecuado. También se deben realizar ejercicios de estiramiento para aumentar la flexibilidad y evitar así la tensión en los músculos y tendones.
 
2. Fortalecimiento muscular: Los músculos del antebrazo y la muñeca pueden fortalecerse con ejercicios específicos que pueden incluir el uso de bandas elásticas o mancuernas pequeñas.
 
3. Utilización de técnicas adecuadas: Al realizar actividades que involucren movimientos repetitivos con la muñeca y antebrazo, es importante usar técnicas adecuadas para minimizar la tensión en los músculos y tendones. Por ejemplo, al usar herramientas manuales, se debe sujetar la herramienta con la mano completa y no solo con los dedos.
 
4. Descanso y recuperación: Es importante permitir que la musculatura y los tendones se recuperen después de realizar actividades que impliquen movimientos repetitivos. Los periodos de descanso adecuados y la reducción de la actividad física en su justa medida pueden ayudar a prevenir la epicondilitis y otras lesiones relacionadas con el trabajo repetitivo.
 
5. Uso de soporte ortopédico (cincha de descarga). Este tipo de dispositivos lo recomendamos de manera personalizada y dependiendo del caso ya que conviene usarlo de manera correcta siempre y cuando la persona vaya a realizar movimientos repetitivos o esfuerzos con la musculatura mencionada. No conviene abusar de ellos y seguir siempre las recomendaciones de un fisioterapeuta.
 
En resumen, la prevención de la epicondilitis implica la implementación de un enfoque integral que incluya ejercicios de estiramiento y fortalecimiento muscular, técnicas adecuadas, periodos de descanso adecuados y el uso de soporte ortopédico, si es necesario. Al seguir estos consejos y siempre guiado por un fisioterapeuta, se puede reducir el riesgo de sufrir lesiones de la musculatura epicondílea.